Hablo de esas ideas alcoholizadas, de noches que se destiñen, igual que se destiñe un príncipe azul.
A dónde van nuestras culpas, ese sentimiento de las conquistas y las pocas rupturas con nuestro mundo?
Hemos roto corazones como si fuesen cristales. Yo necesito saber a dónde y qué pasa con esas personas que no son de naturaleza regenerativa que se pueden permitir soportar tanto sin que se les pudra el alma.
Soy como una sospechosa, que confiesa ante la presión, como si fuese tras el peor crimen, discretamente iluminada por ese alguien o algo.
A dónde se van esas aventuras y los detalles de nuestros propios miedos y furia, el principio de tanto insomnio y noches en vela, que en el fondo no queremos volver a recordar.
En qué parte escondimos el detonante, y ese freno que nos hace poder sobrevivir a una pregunta directa?
En qué cajón y parte de nosostros duerme la poca luz del arrepentimiento y conciencia, el aplastante peso de la culpa que nos lleva a la asfixia.
Y finalmente, si encontráramos ese luegar de las ideas de tanta jodida locura me pregunto: Qué sería de nosotros ?